sábado, 16 de noviembre de 2013

Solo quién comparte mi pasión entiende mi locura.

   Con esta breve pero directa frase se podría resumir la grandeza del Sentimiento Verdiblanco. Sin duda, una nueva muestra de cuál es sin duda la Mejor Afición del Mundo se dió en el pasado encuentro ante el Barcelona, junto a una muestra de hasta donde llega el delirio causada por esta locura llamada Real Betis Balompié.

   Millones de ojos y oídos pudieron ver y oír como una fiel masa social se dejaba la garganta todo el partido, cómo se coreaba el himno con las mismas ganas al inicio del partido que con un 0-2 al descanso que con un 0-4, cómo se animó sin cesar a pesar del baño de fútbol que ofreció el Barcelona, y cómo una Afición fiel y agradecida como pocas premiaba el enorme esfuerzo realizado al que hoy es el mejor equipo del mundo.

   Nadie, o casi nadie, salvo la fiel infantería verdiblanca, es capaz de entender todo esto. Quizás por cosas así, este equipo haya sobrevivido durante sus 106 años de vida a toda clase de adversidades, problemas, zancadillas, trampas y demás golpes, porque una fiel Afición jamás lo ha dejado que se muera, y se ha encargado de revivirlo cuando todos le daban por muerto.

   Ni crisis, ni malos resultados, ni los impositivos horarios de nuestro fútbol evitan que nuestro Club mantenga una media de 30.000 socios por temporada. Si a eso le añadimos las cifras audivisuales, las cifras de merchandising, o las estadísticas de la importante masa social que el equipo tiene fuera de Sevilla, con un gran número de Peñas y unos Béticos que animan al equipo cuando visita su ciudad natal y aseguran al equipo un apoyo en los partidos de fuera, hacen que la Afición del Betis sea la afición que todo equipo quisiera tener.

   Pero desde mi humilde opinión, la de un Bético cualquiera como otro, y con total modestia, me gustaría pedir que este apoyo no se vea en tan solo un partido o varias veces al cabo de una temporada. Este apoyo y estas ganas de animar tienen que verse igualmente ante Madrid, Barcelona, Elche, Celta o cualquier otro equipo.

   Las mismas ganas de animar tiene que haber en cada partido, siendo conscientes de la enorme suerte que muchos socios tienen de estar presenciando cada día de partido al Betis, sabiendo lo que muchos Béticos de fuera de Sevilla darían por estar en el lugar de muchos Béticos que prefieren estar protestando, comiendo pipas o pensando en qué chiste gracioso vá a sacar para criticar a algún dirigente para que los compañeros de asiento se echen unas risas. Quizás muchos no sepan la fiesta que supone el reencuentro con tu equipo cada día de partido, el privilegio que ello supone y tener una suerte que no todos tienen.

   A todos ellos les dedico estas líneas. Que sean conscientes de que el primer gol de cada partido tenemos que anotarlo los Béticos, que no cuesta tanto trabajar aplaudir, animar, seguir los cánticos o corear el nombre del equipo. Es el Club, el equipo y los jugadores quiénes nos necesitan, no al revés, y no esperar que sean ellos los que juegen bien o anoten goles para empezar a animar o aplaudir.

   Pero si hay quién prefiera criticar jugadores, o directivos, o al entrenador, contar las batallitas del fin de semana, o acudir al Benito Villamarín como el que vá al cine o al teatro, allá cada uno, si prefiere sentirse parte de la Mejor Afición del Mundo y ser partícipe activo, o en cambio, prefiere pagar un abono para cubrir un asiento más y limitarse a ser mero espectador de una oferta de ocio. Cada uno está en su libre derecho, pero apuesto a buen seguro que si estos 106 años esta Afición hubiera sido una afición meramente contemplativa, hoy seguro que los Béticos no estaríamos aquí animando al Club de nuestros amores.

   Somos unos privilegiados por ser del Real Betis Balompié, que nadie lo olvide.

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